Cada día mientras desayuno, me gusta colocar mi Tablet en
posición vertical frente a mí y darle una vuelta a las noticias de prensa. Hace
ya años que me encanta este momento, al que me aficioné cuando daba clases de
Estadística porque me facilitaba grandes oportunidades para encontrar
interpretaciones antagónicas de un mismo estudio.
Ahora, me dirijo más a las noticias de Educación, a blogs de
colegas que escriben cosas maravillosas y comprometidas, a la búsqueda de materiales
y recursos útiles para mis estudiantes, … en fin que mi navegación es sobre el
mar sin timón ni rumbo fijo.
Pues entre esos lugares, parece que cada vez se encuentra
más el mensaje de tenemos que enseñar a los niños a estar preparados para profesiones
que aún no existen. Parece con esto que están haciendo de visionarios de cómo
será el futuro desde el mundo profesional, el último titular que he podido leer
en esta línea decía así “El profesor del siglo XXI tiene que enseñar lo que no
sabe” (Fuente: El
País).
Y ahora yo me pregunto, ¿y a nuestra generación nos
prepararon para el desempeño que tenemos ahora? O ¿será que ya aquellos
maestros míos de una pequeña escuela conquense estaban preparándome para el
futuro sin saber que hacían innovación?
Creo que fui precoz en esto de acercarme a las “computadoras”,
y es que allá por el año 84 cuando salía del colegio me iba a una academia al
otro lado de la ciudad a programar; he de agradecer estas primeras incursiones
a un concurso de literatura de Cocacola que gané y obtuve como premio un
ordenador ¡enorme!. Pero en aquel entonces, no sabía para qué se iba a
utilizar, ni yo, ni mis maestros, ni mis padres.
Entonces el ordenador era una gran máquina, que me permitió
hacer mis primeros juegos y guardarlos en una casete. Aquellos dispositivos de
poca capacidad y gran tamaño, eran un lujo al alcance de pocos. No podías
conectarte en remoto a otro lugar de manera inicial, aunque poco a poco aquello
fue cambiando. Pero en aquel entonces, no era ni de lejos un objeto relacionado
con el aprendizaje escolar. Muchos de mis amigos, no se acercaron ni de lejos a aquellos "cacharros" entonces, y sin embargo hoy compartimos casi mesa de trabajo.
Nadie pensó entonces el avance en este sentido, ahora el ordenador
puede ser tan accesible como un reloj. Pocos profetizaron que fuese a ser la
herramienta de trabajo por ejemplo en mi caso, que cada día puedo impartir mis
clases, y charlar con los estudiantes de Colombia o Perú. No es un objeto
lejano, todos tenemos un dispositivo que nos facilita esa conexión. Ya no
tenemos que ir a la biblioteca a coger un libro para hacer una tarea, podemos
acceder a miles desde casa. No tenemos por qué ir a la compra, unos cuantos
toques de ratón nos facilita que nuestros deseos estén empaquetados en la
puerta de casa. Puedo pedir cita con el médico, o consultar mi historial;
recuerdo a mis abuelos en este sentido cuando se enfadaban porque el médico no
le había dado los papeles, ¡si viesen ahora que podemos acceder a todos en unos
segundos!. No tengo que viajar para ver museos, hay visitas virtuales que me
los descubren. Pero… todo esto ahora forma parte de las escuelas, es una parte
del aprendizaje, y ¿nos prepararon para esto? Pues no y pese a ello, ¿a que no lo hacemos tan mal? Pues esa
es mi reflexión de hoy, no nos obsesionemos con preparar a los chicos/as para
un mañana incierto, preparémosles para un mañana, el que sea, con un
pensamiento flexible, una buena capacidad de discernimiento y crítica, con
actitud reflexiva y buena aptitud en disciplinas de ciencia y letra. Dejemos
que sean autónomos, y que respeten los espacios de los demás.
No los asustemos frente a mañana, porque sea como sea seguro
que merece la pena y cada uno encontrará su sitio.