Comienza el curso, energías renovadas, el que más y el que
menos ha leído algo sobre metodología, … y trae un firme deseo de “este año voy
a hacer en mi aula…”.
¡Qué bonitos deseos que rápido se convierten en oscuros
pensamientos!.
Cada día tengo más claro que hay que cambiar, que no podemos
seguir con la enseñanza tradicional basada en un modelo unidireccional que uno
habla y los otros escuchan. El escenario educativo tiene que plantearse en unas
condiciones de mayor igualdad, el docente guía pero en un mismo plano dentro
del escenario, aportando herramientas que faciliten al estudiante la indagación.
Claro está que es el docente el que debe facilitar que el estudiante consolide
el conocimiento, utilizando herramientas metodológicas que ayuden a ese
transvase.
Son muchos los docentes los que hacen tremendos esfuerzos por
cambiar estos modelos obsoletos, se forman, comparten espacios en red, leen,
viajan, … construyen en definitiva para garantizar que esos muchachos y
muchachas que están en las aulas aprendan los contenidos y además crezcan como
personas. A veces es difícil, con unas ratios muy altas, diría yo que más que
nunca por los casos cercanos que conozco y con pocos recursos, que los van
superando con un poquito de imaginación; y es que en los últimos años se ha
invertido mucho pero parece que solo se ha pensado en el recurso tecnológico, y
ahora tenemos tremendas pizarras digitales pero nos faltan cartulinas de
colores.
Pero… todo eso se cae como llevado por el viento cuando
llega la evaluación. Muchos profesores se sienten carentes de recursos para
plantear una evaluación de proceso, y otros que tienen recursos, han tirado la
toalla porque total… luego vienen las reválidas en cualquiera de sus variantes -y no hablo de las marcadas por el Estado únicamente-
y limitan el éxito o no a la respuesta acertada o errónea ¿Cómo puede ser que
todo ese transvase de conocimiento y creatividad se limite a una decisión
dicotómica? Tenemos que apuntar a ese espacio, el momento de la evaluación, que
desde mi planteamiento no puede ser al final, ni ser cerrada, sino que debe ser
de proceso, rica en informaciones, contrastada, variada, … y sobre todo no
fundamentada en una prueba escrita con huecos delimitantes, que parece no
perseguir otra cosa que hacer ciudadanos limitados a conseguir éxitos según los
recuadros de un examen.