31 may 2016

Uso didáctico del deslizador de geogebra: lados y áreas

Hace ya mucho que no escribía una entrada técnica, pero el otro día con un compañero en Logroño, Alberto, me dí cuenta cómo puede cambiar trabajar en un dispositivo u otro y me quedé en blanco ante mi nuevo Ipad al que no termino yo de coger el tranquillo.
Así que y a modo de recuerdo personal, esperando sobre todo que le sirva a Alberto, vamos a utilizar los deslizadores de Geogebra en una de sus aplicaciones, la variación del área de un polígono al cambiar el número de lados.

1. Dibujamos un polígono regular, vamos a comenzar por el más chiquito, tres lados=triángulo.


2. Construimos el deslizador, ¿qué significan los números que tenemos ahí?

El nombre, nos ayudará a localizar en pantalla para qué sirve, en mi caso le he puesto lados porque quiero jugar con el número de lados de mi polígono.
Los valores mínimo y máximo, son aquellos que tendrá el deslizador -intervalo de movimiento- y el incremento es la cantidad que se aumenta o disminuye al deslizar. Así en mi caso, podré ir formando un polígono entre 3 y 8 lados con un incremento de 0.5. ¿Esto es correcto?
Un polígono no puede tener 4,5 lados, ¡así que mejor el incremento ha de ir de uno en uno!
3. Vinculamos el polígono con el deslizador, de esta manera al utilizarlo mi polígono variará.
Desde la vista algebraica del polígono, podremos ver los puntos que definen el lado inicial y el número de lados, en mi caso, ponía 3. No tengo más que hacer que sustituir 3, por lados, que es el nombre que he puesto a mi deslizador.
Como podemos ver en la imagen, al moverlo ya cambia automáticamente el número de lados, manteniendo fijo la longitud del lado base.

Pero ¿para qué puede servir esto aparte de quedarme mirando fijamente como se aumenta o disminuye el área?


Los chicos podrán ir buscando relaciones entre las distintas áreas, o situaciones como ¿los triángulos que lo forman son equiláteros o quizá sean isósceles?


30 may 2016

Premio a la práctica docente

Cuando estás en un auditorio lleno de gente y comienza la entrega de premios, nunca piensas que será tu nombre el primero que mencionen.

Estábamos en Logroño en el IV Congreso Internacional de Tecnologías Emergentes y Sociedad (CITES) organizado por universidad donde desempeño mi labor desde hace ya casi 7 años, la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), cuando se iniciaba la entrega de premios al profesorado. Oír mi nombre tras el sencillo epígrafe de "premio a las mejores prácticas docentes en el aula", hizo que esa sencillez se transformase en un GRACIAS muy grande a todos los estudiantes que llenan mis aulas, pero no solo a los de hoy, o a los de ayer, sino a los de siempre, porque gracias a ellos me considero maestra, porque sin ellos nunca hubiese descubierto que cada día me queda mucho por aprender para luego poder enseñar.


Por alguna razón,  mientras recorría el camino hacia el escenario venían a mi cabeza las palabras de Teresa de Calcuta,

Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado.

Y eso ha sido quizá porque en las últimas semanas, algunos de los muchachos de aquellos inicios como docente, han vuelto a mi vida y han removido un poco esa vocación que a veces cuesta mantener activa completamente como la llama de la vela que titila.
No me creo más merecedora de este premio que muchos de los compañeros que me acompañaban en la sala, hay grandes docentes en las aulas y por ello, es de recibo compartir un poco de aquella mención con todos, porque un premio no es de uno, sino de varios con los que aprendo cada día a ser mejor "profe".

Pero haciendo un acto reflexivo, confieso que cada día intento ser un poco mejor que ayer, analizando mi propia práctica. Quizá sea esta una de las grandes ventajas de la formación online, que puedo ver mis clases a posteriori, al igual que las de algunos de mis compañeros, en un acto de "analizar la propia práctica para volver a la formación" (palabras de mi compañera matemática Nuria Joglar, con la que en poco tiempo, también he aprendido mucho). Valorar la propia praxis desde una perspectiva crítica y constructiva, puede ser una forma de mejorar, de incorporar recursos, de variar usos de las herramientas, de... mostrarse inquieto a cada paso en cada momento que pasas con estudiantes o a solas frente al ordenador.

Así pues no me queda más que compartir este premio, con mi familia a la que robo tantos momentos vividos, con mis estudiantes a los que debo lo que soy como docente, con mis compañeros -tanto docentes como no docentes- que deberían tener un poquito de esa mención y a la UNIR, por permitirme sentir infinitamente bien sobre aquel escenario donde el aplauso fue como un afectivo abrazo, que todos necesitamos de vez en cuando.

Educar es lo mismo
que poner un motor a una barca
hay que medir, pesar, equilibrar...
... y poner todo en marcha.


Pero para eso,
uno tiene que llevar en el alma
un poco de marino, un poco de pirata...
un poco de poeta...
y un kilo y medio de paciencia concentrada.

Pero es consolador soñar mientras uno trabaja,
que esa barca, ese niño,
irá muy lejos por el agua.

Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia pueblos distantes, hacia islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya

14 may 2016

Las ataduras del maestro de matemáticas

En estos días, mis estudiantes están realizando uno de sus trabajos sobre la afectividad en matemáticas y la importancia en el futuro maestro de matemáticas sus propias creencias, actitudes y emociones.
Me encanta corregir esta actividad, porque gran parte de los estudiantes, ya a punto de finalizar la carrera no se han parado a pensar en sus propias inseguridades y gracias a este tipo de reflexiones, son conscientes de que la labor no tiene que empezar mañana con los niños en el aula, sino hoy con el maestro en su interior.
Esto contrasta con lo que sucede con muchos maestros en ejercicio, y esa ausencia de reflexión personal que les enfrente a ese abordamiento emocional de las matemáticas y yendo más lejos a su enseñanza.
Los maestros andan corriendo todo el día, subo y bajo escaleras entre patios, protocolos, comedor, un niño que se cae y tengo que rellenar mil y un papeles, una tutoría, ... y ¿cuándo piensan sobre sus emociones hacia una u otra asignatura? Porque el tiempo que tienen, deben dedicarlo a construir materiales, preparar clases, evaluar, ...


Estos días en paralelo he estado en algunas formaciones en un par de escuelas de Madrid, y una de las reflexiones de una de las profesoras cuando trabájamos la forma de enseñar las tablas de multiplicar me hizo situarme ante esas otras ataduras del maestro, que no son emocionales y/o afectivas sino increíblemente físicas y que todos sabemos que existen.
Yo decía, mientras trabajaba con unos bloques de Lego:
- Podemos hacer los agrupamientos así para conseguir la tabla de 2.
- Una vez construida, el niño debe haberla comprendido no solo desde el objeto, sino desde el propio algoritmo.
- Y ahora la tabla del cuatro.
Una de las profesoras se levantó sobresaltada:
- Pero si después EL LIBRO me dice que es la del tres.
Así esta es la atadura visible, que sigue sometiendo emociones de alumnos y profesores y que duerme la creatividad del docente. Ya no hay que construir materiales porque el libro me los da; ya no hay que secuenciar contenidos porque el libro me los provee; ya no hay que hacer pruebas de evaluación porque puedo imprimirlas con lo que me sale al final del capítulo. Ya no tengo que buscar una formación curiosa y motivadora, porque el libro dice que te lo enseña.
Así que maestro, enfréntate a tus emociones matemáticas, saca a la luz lo positivo y lo negativo, hazte una fotocopia del currículo y prepara una buena evaluación inicial.  Cómprate un cuaderno nuevo que te guste y sea manejable. Prepara materiales y actividades sueltas que más tarde puedas hilvanar unas con otras. Y... espera a que vengan tus niños en septiembre.
Podrás conocerles desde esa evaluación que has preparado, con técnicas mixtas. Que después contarás a tu cuaderno, y podrás adaptar la actividad a cada uno, haciendo previamente grupos heterogéneos en los niños, respetando la identidad individual y grupal del niño, haciéndole una persona única y singular. Adaptarás los contenidos marcados por ley, a tus niños de una forma particular. Tendrás tiempo de reflexión. Trabajarás con los niños las emociones ante las matemáticas y ante el aprendizaje en general; serás el constructor de tu propia obra. Y el camino no será sencillo, sobre todo el primer año, pero... serás libre por dentro y por fuera, y sin ataduras.