20 mar 2016
Una casete y los cambios en el aprendizaje
Hoy he sido consciente de lo rápido que ha pasado el tiempo, y no porque el reloj se haya acelerado, sino porque los cambios han sido tan brutales en los últimos veinte años que cuesta percibir los detalles si no te paras un poco a reflexionar.
Me puse a colocar uno de esos cajones, a los que no sueles acercarte, y me encontré una "vieja" colección de casetes, pero ¿qué es viejo? La verdad que no han pasado tantos años desde que los compré y quiero decir que suenan fenomenal, pero, parecen casi piezas de museo; de hecho, mis hijos han preguntado con cara de asombro que para qué servían.
Pero esos casetes, significan algo más que un poco de música, que recuerda a una época, a un amigo, o a un lugar, significan lo que fue otra forma de aprender y de ser.
Era difícil de conseguir muchas veces lo que salía nuevo, yo vivía en una ciudad pequeña, y solo había un par de tiendas de música, hoy los chavales tienen los discos por internet casi antes de que salen a la venta, o al menos han tenido avances de alguna de las pistas. Se perdió el asombro, ¿qué podemos hacer para recuperarlo?.
Muchas veces, sobre todo cuando era música en otros idiomas, te costaba conseguirlos, así que lo ibas grabando de la radio, pista a pista. Construías tu propia carátula, un recorte de prensa, o una foto que te regaló una amiga, ... escribías a mano cada uno de los títulos, y le dabas un poco de tu forma de sentir. Se perdió la creatividad, ¿qué podemos hacer para construirla?
Pero las pistas no estaban tan señaladas, los equipos de música no sabían pararse donde empezaba una nueva canción, así que tenías dos opciones, o le dabas al botón al azar y salía la que querías, la siguiente o la anterior, cuando el aparato era eléctrico; o utilizabas un boli bic, dando giros con la mano, porque si tu reproductor era a pilas te quedabas sin ellas en un par de vueltas de la casete, y es que tampoco había baterías recargables como ahora. Se perdió la espontaneidad, ¿qué podemos hacer para buscarla?
Así pues, escuchar una de mis casetes, en un día de lluvia, me ha dado la oportunidad de un momento de reflexión, sobre los cambios en la escuela, y me hacen darme cuenta de que no ha cambiado a tanta velocidad, pero sí que ha perdido, un poco de asombro, un mucho de creatividad, y varias dosis de espontaneidad, pero aquí las pistas no se pueden volver atrás.
Pero si la escuela no ha cambiado, sí que lo ha hecho la forma de aprender, aunque parezca una contrariedad, y es que los chicos están en un escenario donde esa celeridad en los cambios está condicionando la forma de aprender, y dentro de las cuatro paredes de la escuela, ¿estamos escuchando la música que suena afuera?
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