30 nov 2015

San Yo, la enfermedad de algunos profesores

Me acordaba hoy de una frase que decía mucho mi abuela, tras hablar con un amigo sobre la situación en algunas escuelas "San Para Mí, que los santos no comen", y he querido cambiarle la orientación que no el sentido con que lo utilizaba por un San Yo, para poner aún más en el centro a esos profesores y maestros que se sienten en el centro de un púlpito dorado, y del que no tienen ninguna intención de bajar a la posición del aula.

Fuente: Flickr
Explico mis razones para ello... ¿cuántas veces no se echa la culpa a los del nivel inferior sobre las lagunas de contenido de los estudiantes?

Profesor/a "acuso a los de abajo": ¡los chicos no saben hacer la operaciones con fracciones! Si es que los de primaria, con tanto juego, no enseñar a operar como se debe.

O ¿cuántas veces no se está tan seguro con lo que se hace que ni se escucha lo que propone el cambio?

Profesor/a "si yo lo hago bien": ¡puff mañana curso de formación!, a mí total me da igual, llevo diez años enseñando y no he tenido nunca ningún problema con ninguno de los chicos, con lo bien que están así cada uno con su cuaderno que además luego puedo evaluar, si se ponen en grupo ¡a ver cómo evaluamos!

O ¿cuántas veces se habla de uno mismo como si de una eminencia se tratase?

Profesor/a "máster en todo": yo hice la carrera, el máster y desde entonces no he parado de hacer cursos, pero la verdad que la mejor metodología es la que llevo utilizando desde el principio.

O, ... ¿cuántos están dispuestos a que un compañero entre en su aula y les evalúe? o ¿pensar nuevos materiales para uso colectivo del centro? o... ¿piensa en sus estudiantes por delante de su ego personal?. Y aún más, ¿cuántos están dispuestos a equivocarse probando alternativas que igual fallan?.

Por suerte, cada vez son más de los que no militan en estas cosas, pero hay otros muchos -que no siempre son personas entradas en años- que no están dispuestos a tener un resquicio de humildad que tanto bien hace al profesorado, de manera individual y grupal.

Pues lo que valoramos la humildad sobre todas las cosas, hemos de mostrar un poco de ella en estas situaciones, y a lo mejor se contagia y las cosas mañana son distintas. No podemos seguir callados, o mirando para otro lado, mientras algunos de nuestros compañeros se miran al ombligo o hablan para sus orejas...

Todos tenemos que aprender, todos, y si es con colegas más todavía. Todos tenemos que enseñar, todos, y si lo hacemos con humildad el premio será mayor. Todos tenemos que construir, todos, y si los chicos tienen problemas compartiremos las soluciones...


Si no levantas los ojos, creerás que eres el punto más alto (Antonio Porchia)

1 comentario:

  1. A veces se encuentra uno en la literatura con la expresión "humildad científica"; siempre me ha llamado la atención ya que no acabo de diferenciarla de otras "humildades". Pero yendo al fondo de la cuestión creo que "humildad" y "científico" son dos palabras que combinan muy bien; tanto que me atrevería a decir que no puede darse una sin la otra.
    Es muy difícil que alguien haga CIENCIA DE VERDAD cuando no es capaz de percibir, y valorar, otros enfoques distintos del suyo.
    Por otro lado, sin un mínimo de esa tan necesaria humildad no parece posible atraer a otros investigadores a un trabajo común en el que, partiendo de una mutua estima, se compartan conocimientos, ideas, enfoques, proyectos...
    Estemos alerta para esa grave enfermedad de la inteligencia y el espíritu no se nos contagie.

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